Lo efímero y lo perpetuo en la imagen fotográfica, Boris Kossoy, trad. Luis E. Parés, Madrid, Cuadernos Arte Cátedra, 2014, 386 pp.

Érika Goyarrola, Universitat Pompeu Fabra
Eu-topías
Revista de interculturalidad, comunicación y estudios europeos
http://eu-topias.org

Lo efímero y lo perpetuo en la imagen fotográfica, Boris Kossoy, trad. Luis E. Parés, Madrid, Cuadernos Arte Cátedra, 2014, 386 pp.

El presente volumen constituye la primera publicación de Boris Kossoy en nuestro país. Se trata de un
compendio de tres libros del mismo autor: Fotografía e história publicado en 1989, Realidades e ficçoes
na trama fotográfica de 1999 y Os tempos da fotografía: o efêmero e o perpétuo de 2007. La
recopilación realizada por la editorial Cátedra, originalmente en portugués, llega al español gracias a la
cuidadosa traducción Luis E. Parés.

Kossoy (São Paulo, 1941), fotógrafo, comisario, historiador y conservador de fotografía –formado en
arquitectura y sociología– ha realizado con sus investigaciones una gran aportación a la historia de la
fotografía de Brasil y de América Latina. Es autor de numerosos libros como Origens e expansao da
fotografia no Brasil. Século XIX (1980), O olhar europeu. O negro na iconografia brasileira do século XIX
(2002) o Hercule Florence, 1833. A Descoberta Isolada da Fotografia no Brasil 1833 (1977) donde
demuestra que la fotografía en Brasil se inventó en 1833 gracias a Hercules Florence.

En la introducción del libro el propio Kossoy explica cuáles fueron las cuestiones que le preocuparon en
un primer momento para comenzar sus investigaciones sobre fotografía. La primera era la poca
existencia de textos históricos sobre el tema en Brasil, exceptuando algunos de Sylvio da Cunha y
Gilberto Ferrez, y la segunda era una cuestión que giraba en torno a la naturaleza de la fotografía y su
papel como documento histórico. En este momento en Brasil, y prácticamente en el resto de America
Latina, no había investigaciones relacionadas con la fotografía desde una perspectiva científica.

Lo efímero y lo perpetuo en la imagen fotográfica es por tanto el esfuerzo de la unificación de casi
cuarenta años de trabajo enfocados sobre la fotografía. Se divide en tres partes que corresponden a los
tres libros que lo forman: “Fotografía e historia”, “Realidades y ficciones en la trama fotográfica” y “Los
tiempos de la fotografía.

En la primera parte del volumen Kossoy trata numerosas y diversas cuestiones en torno a la historia y la
fotografía. Comienza hablando de este medio como fuente histórica –tanto para la ciencia, las ciencias
sociales y las humanidades– y método de autoconocimiento y recuerdo. El historiador valora el
documento fotográfico en sí mismo y no como ilustraciones a textos y considera además que la
documentación escrita ha sido mejor valorada históricamente por lo que ha sido mejor conservada.

Establece unos principios sobre aspectos teóricos de la fotografía como son la huella cultural de quien
hace la fotografía, la interrupción del tiempo en la imagen (cuestión que retoma al final del libro) o la
fotografía como fuente histórica, tanto para la ciencia como las humanidades y ciencias sociales, que
pretender ser el punto de partido para la reflexión. El historiador propone un tipo de modelo
metodológico de investigación y análisis de las fuentes fotográficas a partir de diferentes fases como
son su localización por medio de la heurística, la determinación de su procedencia y trayectoria o la
determinación de sus diferentes elementos constitutivos. También trata el tema de la subjetividad e
interpretación de la imagen fotográfica y cómo afecta a la fiabilidad como fuente histórica, así como el
problema de su iconicidad. Termina esta primera parte realizando un estudio sobre la historia de la
fotografía, haciendo hincapié en América Latina, poniendo en valor el contexto socioeconómico,
científico, industrial y cultural para poder comprender la historia de la fotografía de un país.

La segunda parte acapara diversos temas, algunos ya discutidos en el apartado anterior. Uno de los
asuntos es el análisis de fuentes fotográficas y en qué manera éstas han registrado y dirigido la
comprensión de los hechos de la historia. Resalta en este sentido el carácter de representación
inherente a la fotografía y la imposibilidad de no aceptar las imágenes como espejos fieles de los
hechos que captan, considerándolas fuentes históricas de alcance multidisciplinar.

Asimismo, Kossoy establece diferentes elementos como componentes estructurales de la fotografía: el
asunto, la tecnología y el fotógrafo además del tiempo y espacio específico y recorre el proceso creativo
del fotógrafo que dice partir siempre de una motivación personal o profesional. Estas y otras cuestiones
en torno a la imagen como representación y el documento y la recepción subjetiva de la imagen son
aquí tratadas.

Quizá uno de los capítulos más interesante sea en el que explica el papel ideológico de la fotografía a
partir de ejemplos de su país. En Brasil, a finales del siglo XIX, la élite económica y política mostraba
por medio de tarjetas postales (llegadas de la moda de Europa) imágenes seleccionadas de la
modernidad y el progreso. El fotógrafo Guilherme Gaensly, por ejemplo, contribuyó a la construcción de
la imagen oficial e idealizada de la ciudad de São Paulo.

En este sentido, Kossoy explica el fenómeno de la construcción nacional durante el periodo imperial
brasileño a partir del análisis de unas determinadas imágenes detectando su carácter ideológico.
Continúa con un estudio sobre la necesidad de la protección del patrimonio fotográfico y otros temas
relacionados como el archivo, la memoria y la reconstrucción histórica.

En la tercera y última parte del libro el autor revisita diferentes conceptos importantes para el desarrollo
de su producción teórica e historiográfica sobre historia, prensa y memoria. Habla de la imagen y sus
componentes culturales, estéticos e ideológicos otorgando importancia a la existencia de un
pensamiento estético plástico basado en las teorías de Pierre Francastel.

Resulta muy interesante el apartado referente a la verdad iconográfica de la que dice es una
construcción técnica, estética, cultural e ideológica. Para ello el autor pone el ejemplo de las fotografías
relacionadas con temas etnográficos que había reforzado la postura etnocentrista del hombre blanco
europeo frente a la realidad americana a finales del siglo XIX. La aparente objetividad de la fotografía
“encubría las intenciones racistas del posterior análisis” (p. 279).

También es destacable el apartado en torno a los media, la censura y la política que tuvo lugar durante
el gobierno de Vargas (años 30, 40 y 50 del siglo XX) y durante el régimen militar instalado en Brasil con
el golpe de estado de 1964. Dedica un apartado a la pionera fotoperiodista y desconocida hasta 1974
Hildegard Rosethal, quien, refugiada de la amenaza nazi llegó a Brasil y cuya obra conforma una parte
fundamental de la memoria fotográfica de São Paulo y Brasil de los años 30 y 40.

Kossoy, de manera ingeniosa, propone una historia fotográfica de fotógrafos anónimos buscando la
expansión de la fotografía en el interior de los países latinoamericanos y estimulando el avance de su
propia historia así como de la memoria histórica y fotográfica del país.

El último capítulo de esta tercera parte reúne reflexiones en torno al silencio y el diálogo que pueden
generar las imágenes. Igualmente retoma otra vez la idea de memoria en la fotografía remarcando los
dos tiempos que contiene la imagen (el de creación y el de representación), es decir la ambigüedad
entre lo efímero y lo perpetuo.

El propósito de esta trilogía es crear métodos alternativos de investigación y análisis crítico de las
fuentes fotográficas favoreciendo así la comprensión de diferentes tratamientos de la historia del medio
fotográfico. Además, son muy interesantes los apuntes que se realizan sobre la fotografía en Brasil
debido al gran desconocimiento europeo en la materia en la materia.

Es fundamental que lleguen a nuestro país estudios de fotografía realizados fuera de la hegemonía
europea o estadounidense y que permitan una mirada más amplia y menos contaminada. El autor, con
buen criterio, reivindica investigaciones sobre los orígenes y el desarrollo de la fotografía en America
Latina desde estudios realizados en ese continente para no caer en descontextualizaciones y
desvincular ciertos hechos históricos. Desde su doble posicionamiento teórico-práctico, Kossoy
consigue concebir una herramienta clave para generar estudios de fotografía planteados desde
perspectivas culturales y sociales.

 



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